Como en los tiempos de Evita
Ya se está dibujando
la película. A medida que Hugo acepta que está gravemente enfermo sus allegados
en el gobierno y el ejército comienzan a mirarse uno al otro para ver si se leen
los ojos y poder adivinar o presentir como se va a desarrollar la vaina. Me
recordaba mi mujer que en la novela Santa Evita de Tomás Eloy Martínez, se describe
un arnés en el que montaban a Evita—ya tan grave que no se podía sostener
de pie—para que pudiera salir en un convertible a saludar al pueblo unos días
antes de morir. En el caso de Evita yo puedo creer que lo hizo porque sentía
una mezcla de amor por su pueblo y el deseo de despedirse dejando una buena memoria
entre sus admiradores. En el caso de imitadores de Evita es otro cuento; lo que
quieren es dejar al pueblo un mito.
Ayer el "gran estadista" norcoreano Kim Jong-un develó unas gigantescas estatuas de Kim Il-sung y Kim Jong-il, su
abuelo y padre respectivamente, me supongo como parte de una estrategia para consolidar la
dinastía. Cada vez que se habla en público de estos dos panas tooooodo el mundo—militares incluidos—participa en un concurso sotto voce para ver quien llora más y
más fuerte, para así asegurar su propio bienestar. En Caracas ya comenzaron a
sacar los pañuelos, con la diferencia que el lloriqueo es por la sucesión y el
juez del concurso es alguien de las fuerzas armadas. Los runrunes de Nelson
Bocaranda ya comenzaron a reportar los rumores sobre un nuevo candidato para
las elecciones de Octubre. Para los que vemos los toros desde la barrera lo que
presentimos es que las próximas palabras en latín que va a decir Hugo Rafael no
serán ora pro nobis, sino ¿et tu Brutus?
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