Friday, November 11, 2011



Nunca, pero nunca, nos hubiéramos imaginado que Daniel haría fraude

La recolección de firmas para denunciar el fraude electoral es comprensible pero inútil. No es exactamente una pérdida de tiempo, pero es un mal manejo de las energías políticas de la oposición al Danielismo. Antes de rasgarse las vestiduras post-coitus la oposición—léase el PLC y el PLI porque los otros dos partiditos son un par de oportunistas sin vergüenza alguna—debe analizar su estrategia anterior y aprender ciertas lecciones estratégicas y tácticas fundamentales. El fraude perpetrado por el Danielismo durante las elecciones municipales de 2008 fue denunciado pero tolerado. Luego siguió la farsa de la Corte Suprema y su interpretación tan folklórica del derecho a la reelección. Luego siguió el juego de las cédulas y la falta de espinazo para sacar a Roberto Rivas del Consejo Supremo Electoral por corrupto. Toda una serie de errores tácticos que fueron atorando el espacio de maniobra de la oposición. Si los líderes del PLI no actuaron con decisión en ese entonces ahora están pagando las consecuencias. ¿Qué hubiera hecho Daniel en circunstancias similares? Enviar su gente a la calle a echar morterazos; buscar a los pobres para salir a la calle y paralizar el tráfico; generar un clima álgido y paralizar el país. Esa habilidad de Daniel de movilizar a los pobres es en sí un síntoma claro del problema que tiene la oposición: son representantes solamente de la clase media. No hay nada malo en eso; de hecho es muy bueno, pero no tienen resonancia entre los pobres y eso es un grave problema. Mientras Nicaragua siga afectada por la pobreza, el Danielismo tiene un piso de militantes que siempre van a salir a la calle porque tienen poco que perder.

¿Entonces, qué hay que hacer? Estratégicamente el PLC y el PLI tienen que buscar un líder unificador. Si hay que comprar votos en la estructura del PLC para expulsar a Arnoldo, pues se hace. Hay que elaborar una estrategia unificada. La cultura política de Nicaragua a nivel municipal desafortunadamente funciona a base de clientelismo. Hay que ser estratégicamente clientelista y punto. Estratégicamente hay que pensar en las estructuras del partido unificado a nivel municipal. Ahí es donde estaba la fortaleza de Arnoldo y donde está la fortaleza del Danielismo. Eso quiere decir que hay que hacer el mismo trabajo de hormigas que hizo Daniel entre 1990 y el 2006. Dieciséis años de paciencia laboriosa para armar su estructura política a nivel de poblado. Claramente, si no hay estructura, no hay voto. Es en estos temas en que la oposición debe gastar sus energías, no en denunciar una muerte anunciada o en hacer caricaturas de Caputo, Insulza y el resto de boludos de la OEA. La oposición al Danielismo tiene que establecer un plan político a largo plazo que enfrente la realidad del votante pobre y comience a trabajar desde abajo. Si no la hace, está frito, pues tendrá que esperar por unas elecciones en las cuales la gente vote en contra de Daniel y eso no va a pasar por mucho tiempo.

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