Tuesday, December 27, 2011



Una década no perdida, una lección no aprendida

Desde hace un par de meses he estado leyendo artículos en el New York Times y en El País sobre el crecimiento económico en América Latina, sobre las lecciones que Europa y USA pueden aprender de Argentina, Brasil, Colombia, México y Perú y sobre el optimismo regional para el 2012. Me parece que es alegría de burro. La razón principal del boom Suramericano en medio de la catástrofe financiera de USA y Europa es China. Este gigantesco cliente absorbe toda la energía, materias primas y alimentos que produce América Latina, creando una bonanza en el sector agropecuario que no se veía desde los años sesenta. Ahora, de ahí a declarar que América Latina puede dar lecciones al resto del mundo creo que hay un largo trecho. Si no hubo un colapso regional es porque tenemos mercados financieros subdesarrollados, no porque estamos exportando como locos. Es decir, no tuvimos burbuja financiera porque no tenemos mercados financieros.

Para poder mantener el crecimiento de la década pasada tenemos que pensar en dos cosas: (1) como empezar a darle valor a las materias primas que ahora se exportan a China y (2) prepararnos para cuando China baje su ritmo de crecimiento. En el primer caso tenemos que pensar en mejorar la calidad de la educación—léase calidad de los maestros—y empezar a invertir en investigación, ciencia y tecnología adaptada a nuestras circunstancias. Esto nos permitirá una eventual industrialización del sector agropecuario, aumentando así el valor de la mano de obra y ampliando la clase media. Por ahora solo somos exportadores exitosos de productos en bruto, a los cuales China y otros países industrializados les añaden valor y nos lo devuelven como importaciones. En el segundo caso implica el desarrollo de los mercados internos y mayor innovación en la producción nacional para poder competir con Asia en otros mercados fuera de la región. Esto significa una reestructuración de nuestras instituciones para que agilicen el funcionamiento del mercado, incluyendo el fortalecimiento de los bienes públicos, especialmente los derechos de propiedad (¿oíste Hugo?), la simplificación de trámites comerciales y legales, y la publicación constante de información relevante a los mercados de trabajo para que la mano de obra escoja programas de capacitación más adecuados a la realidad laboral. La década pasada fue buena, pero no nos hagamos ilusiones que—al igual que Chespirito—lo teníamos fríamente calculado.

1 comment:

  1. This comment has been removed by a blog administrator.

    ReplyDelete

Note: Only a member of this blog may post a comment.