Monday, December 12, 2011



Es mejor que esté vivo

Al final, Manuel Noriega regresó a Panamá frágil, temeroso y huraño. Fue directo a la cárcel El Renacer, escondido de las cámaras, protegido por el Gobierno que no quiere que se convierta en noticia, no vaya a ser que gente pendeja solo recuerde los favores recibidos por alguien que hizo tanto daño a la nación. Rubén Blades, en una de sus canciones más recientes dice:

El que apaga un cigarrillo en un charco’e sangre
Por su indiferencia se condenará.

Cuando matan a un dictador queda solo una satisfacción efímera. Cuando un dictador sufre por años en una cárcel eventualmente llega a inspirar lástima y eso es la peor condena que le pueden dar.

(La foto arriba está circulando en Facebook en Panamá; fue tomada en algún punto durante el trayecto de Paris a Panamá)

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