Thursday, October 8, 2009

Honduras 1, Referee 0

Honduras sigue enfrascada en su laberinto político, esperando que el Presidente Oscar Arias utilice sus buenos oficios para lograr dilatar el juego lo suficiente como para que las próximas elecciones se lleven a cabo y las naciones del hemisferio no tengan otra alternativa que aceptar al ganador como un mal menor. Por un lado la Organización de Estados Americanos está haciendo todo lo posible para ayudarle al Sr. Micheletti a cumplir sus objetivos: Es mucho más fácil hacerse el bobo y declarar inválidas a las elecciones que meterse a mediar un pleito entre políticos autoritarios disfrazados de demócratas. Por otro lado el De Facto Micheletti sigue aprendiendo sobre la marcha a usar tácticas dilatorias para así mantenerse en el poder y ganar puntos con Washington. Todos los Centroamericanos sabemos que el discurso gringo sobre el retorno de Manuel Zelaya a la silla presidencial es de los dientes pa’fuera, pues era un secreto a voces que si Mel Zelaya seguía agarradito de la mano con Hugo Chávez esa infidelidad le iba a costar cara a Honduras.

Por ahora todo el mundo mundial—como dice Manolito Gafotas—espera que las elecciones Hondureñas no sean consideradas como válidas si son efectuadas bajo un gobierno ampliamente considerado como ilegítimo. Lo que no queda claro es qué alternativas se ofrecen al respecto. Este vacío me es insoportable, por lo que aquí pongo distintos escenarios:

  1. Las elecciones se hacen bajo el ojo supervisor de Micheletti y todos los gobiernos del mundo—incluyendo el de Hamid Karzai—deciden que son inválidas. ¿Qué pasa entonces? Lo más natural y de menor costo político y social para Honduras y la OEA es de aceptar la invalidez de los resultados y pedir negociaciones para que Honduras organice un Gobierno de Concertación en el cual los Liberales y los Nacionalistas se repartan el poder. Esto permitiría ganar tiempo para mientras emerja otro problema más importante y la opinión pública Hondureña y la OEA decidan que eso de andar reviviendo las vainas de Mel Zelaya ya no vale la pena. Si funcionó con Mugabe debería de funcionar con Micheletti.
  2. Micheletti espera hasta el último minuto—casi literalmente—y negocia el retorno de Mel Zelaya al poder por un par de días para que las elecciones sean reconocidas como legítimas. La OEA declara válidas las elecciones, canta victoria y se vuelve a Washington, Chávez se descarga alegremente en Aló Presidente (“…y yo le advertí claramente al Señor Insulzo y al Señor Goriletti que yo ya tenía dos submarinos parqueados enfrente de las costas de Honduras, listos para ….” o algo por el estilo) y todo el mundo happy happy. Ah! Luego a Mel lo premian con la Embajada de Honduras en España.
  3. Mel insiste que él vuelve al poder solamente bajo una condición: que junto con las elecciones presidenciales—ahora potencialmente reconocidas como válidas—se haga el referendo que deje la puerta abierta a su eventual reelección. Micheletti hace un saque de banda y le pasa el balón al Congreso Hondureño, quien—sin esperar la señal de los entrenadores Barackinho y Hugo Rafael—hace un pase de taquito a la OEA, quien se la pasa a Oscar Arias y todo comienza de nuevo para volver al escenario A.

Pensé en otros escenarios, pero todos volvían a caer en los mismo tres delineados arriba. Ya que Maradona está ocupado, voy a dar mi opinión sobre como terminará el juego.

Primero: El amor por Zelaya mostrado por las multitudes de protestantes en las calles de Tegucigalpa no es amor verdadero. Nosotros los Centroamericanos vemos a los ríos revueltos de la política criolla como lo que son: tremenda oportunidad para llenar vacíos políticos y agarrar cancha. Cada protesta es solamente una oportunidad adicional para pelear por un asiento en la mesa de negociación en donde lo único cierto es que al final algo le toca a cada negociador.

Segundo: El enemigo de mi enemigo es mi amigo. Los anticuerpos que ha generado el Presidente Chávez en Honduras hace que sea más fácil la reconciliación de los partidos Liberal y Nacional que la vuelta de Mel, especialmente ahora que hay otro clima político-ideológico que no favorece el intervencionismo venezolano. Esto quiere decir que es más fácil para la OEA defender una salida Hondureña al problema que una salida continental—me perdona Presidente Arias, pero así es la cosa.

Tercero: Bajo estas supuestos, la vuelta de Mel es factible, pero como símbolo desdentado de la democracia. Si vuelve, es bajo el escenario B, el cual creo que es el golpe que menos duele. Pero lo más probable es que el Escenario A suceda y Mel se quede sin su embajada.

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