Sunday, October 11, 2009

Con la plata baila el perro

Cuando la clase media venezolana finalmente se enteró que el 50% de sus compatriotas estaban en la lipidia ya era demasiado tarde para pedirle cuentas a los ADECOS y COPEIanos. Los venezolanos, siempre pragmáticos en asuntos de política, prefirieron pasarle el mandado a un Teniente Coronel con labia folklórica para que se encargara de terminar con los excesos del pasado y hacer lo que les pedía el cuerpo: fomentar el crecimiento económico dentro de un contexto de justicia social.

El remedio ha resultado un poquito más complicado que la enfermedad: Una política económica que confunde la mierda con la pomada, ejecutada por un gobernante mesiánico tan corrupto como los anteriores pero—y este es el gran pero—que ha prestado a los pobres la atención que nunca antes habían recibido. A pesar del reciente anuncio de que no hubo crecimiento económico en el 2009 y que la inflación es de solamente el 27%, la inviabilidad del modelo económico Chavista no a hecho mella todavía sobre su popularidad entre los pobres.

En Nicaragua Arnoldo Alemán prometió un gobierno que continuaría las políticas de Doña Violeta Chamorro: crecimiento económico dentro de un contexto de justicia social. De hecho, Arnoldo hizo bastante por los pobres, pero poco a poco se convirtió en un caudillo tradicional con pretensiones de vida eterna. Su ambición caudillista creó las condiciones para el divisionismo del Partido Liberal y el eventual ascenso al poder de Daniel Ortega.

El triunfo electoral de la izquierda en Venezuela y Nicaragua a dejado a la derecha oliéndose el dedo, preguntándose cómo van a hacer para conectarse con los pobres, ganar su voto y restaurar el orden en el universo. Mientras tanto, los líderes de derecha actúan con la decencia de la leal oposición. Si de Hugo o Daniel se trata, hablan de irresponsabilidad fiscal, corrupción, supresión de libertades cívicas y destrucción de la pequeña empresa; un lenguaje correcto para las entrevistas con CNN pero sin impacto entre las masas. La gente que viaja en bus no entiende esa vaina. Lo que entienden es que no tienen plata para el bus, no pueden pagar por buen cuidado médico, no tienen acceso a buenas escuelas, y no hay empleo. Aparte de eso, están bien, gracias.

Mientras la derecha no se convenza que sus clientes prioritarios son los pobres, van a seguir esperando por largo rato. Cualquier aspirante al poder en Venezuela y Nicaragua tiene que estar convencido que debe hacer por ellos casi lo mismo que hace Hugo Rafael. Más aún, tienen que ir al mercado, comerse un mondongo con la gente, gozar ese mondongo, y explicarles sus planes como si estuvieran hablando con alguien a quien realmente quieren ayudar.

Populismo? No. La misma izquierda sabe que el sistema de mercado es lo único que funciona y que el modelo populista es insostenible. A mi juicio, la razón por la cual la izquierda busca el poder es para capturar los beneficios que antes eran gozados por otros; la ideología cuenta poco. Por eso es que para poder derrotar a la izquierda populista la derecha primero necesita aprender de ella y descubrir que los pobres son su clientela más importante.

No comments:

Post a Comment

Note: Only a member of this blog may post a comment.