Jugando a la lotería del cáncer
Ahora resulta que
Hugo Chávez habló por nueve horas—de pie, descansando solo para ir al baño—durante
su último discurso en la asamblea. Si hay un indicador muy exacto de megalomanía
en un político es la longitud de sus discursos, pero eso es otro tema. La
longitud del discurso, en este caso, está relacionada con la salud de Esteban,
a quien hace unas semanas le daban solo unos meses de vida. El hecho que el
susodicho pueda estar de pie nueve horas hablando vaina me recuerda al perro
que canta—nadie se asombra de la voz, solo del hecho que canta. Es así que todo
el mundo está hablando de que nadie sabe si lo de Chávez son patadas de ahogado
o si en verdad está mejorado. Su cáncer se ha convertido en un perverso juego
de lotería en el cual algunos países como Nicaragua han comprado billete
apostando a que Chávez vive, y países como Colombia (y gran parte de Venezuela) que han comprado
billete apostando a que Esteban va a colgar los tenis. Un chiste malo: Walter
Mercado hizo predicciones sobre lo que iba a pasar en el 2012 pero se olvidó de
predecir su hospitalización. Otro chiste malo: Daniel está absolutamente
convencido que la plata de Venezuela va a seguir llegando aún si Esteban clava el
pico. Último chiste: un maje va a la iglesia y reza con todas sus fuerzas, ay diosito, por favor te pido, sácame la
lotería…Llega el domingo y nada. La semana siguiente tampoco hay nada y así por
varias semanas consecutivas. El tipo sigue rezando con un fervor cada vez más desesperado
hasta que Dios, con una mezcla de pena e impaciencia, se le aparece y le dice ayudame, hijto, ayudame, comprá el billete.
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