Wednesday, March 28, 2012



Yuca Tigre 28

Hace poco Hugo Rafael hizo consulta con Joao de Deus, el sanador brasileño y antes de eso había hecho trámites con babalaos cubanos, con chamanes venezolanos y con la iglesia católica. Nada como el presentimiento de que la vaina anda mal para que Chávez diversifique su portafolio espiritual. Bueno, ahora resulta que vio al Papa por cinco minutos y recibió la bendición y un rosario en compañía de los Arcángeles Fidel y Raúl, quienes en cuestiones Huguísticas quieren estar siempre en primera fila, no vaya a ser que el petróleo gratis que ahora es un derecho adquirido sea cambiado por favores papales. La diversificación del portafolio espiritual no es algo nuevo para Hugo, pues aprendió la vaina del mismo Fidel, quien despotricó contra la iglesia cuando era joven, pero ahora que está por colgar los tenis se ha convertido en iglesiero. Lo cómico del caso es que como todo megalómano, tanto Hugo como Fidel son muy selectivos en cuanto a la aplicación del canon eclesiástico, pues cuando el Nuncio los critica son enemigos de la humanidad y cuando los bendicen, son los representantes de dios en la tierra. Cuentan las lenguas viperinas que cuando Franco estaba cerca de su fin llamó a Fraga Iribarne para decirle que pidiera permiso al Vaticano para que el Jefe fuera enterrado el Santo Sepulcro. El Papa de ese tiempo mando una pronta respuesta indicando que dada la crisis financiera de la posguerra, con gusto le alquilaban el Santo Sepulcro por un millón de dólares diarios; no le decía que no, sencillamente negociaba. Franco oyó la respuesta y le dijo a Fraga que aceptara. Fraga lo miró asustado y Franco se rió y le dijo, “es solo por tres días.”

Ah. Se me olvidaba. En referencia al título de esta nota: Cuentan que un campesino llega a la iglesita del pueblo a pedirle al cura que le bautizara al niño. El cura dice que con gusto, que como le va a poner y el campesino le dice: pues yo pensaba Yuca Tigre 28. El cura lo mira incrédulo y le dice que de dónde sacó ese nombre, que eso no existe, y el campesino le dice, pues yo sé de uno que se llama Papa León 13.

Monday, March 19, 2012



Chávez en Cuba o Cuba en Chávez

Yoani Sánchez, la bloguera mas famosa de Cuba, habla en El País sobre la dependencia que la isla de los Castro en un magistral articulo que debe ser lectura obligatoria para todos aquellos que todavía creen en santos que orinan.


¡Estos son los últimos caramelos! ¡Así que aprovechen! gritó Olga —apodada la Guajira— en medio del albergue de nuestro preuniversitario en el campo. Mi vecina de litera revendía alimentos que le proporcionaban los técnicos soviéticos, quienes compraban en tiendas donde los nacionales no podíamos entrar. Corrían los últimos meses de 1990 y la comunidad de “camaradas” rusos que se inmiscuía en la realidad cubana comenzaba a hacer las maletas. Por toda la ciudad numerosas casas quedaban vacías ante la estampida de estos residentes extranjeros, mientras languidecía el mercado negro que ellos fomentaban. Aquella golosina envuelta en un tosco papel, fue para mí la primera señal de que el subsidio enviado por la URSS se cortaría abruptamente. El heraldo de las malas nuevas se presentó así ante mi paladar adolescente, bajo la forma de un dulce que se ausentaba para siempre.

Hoy, más de 20 años después, hay indicios un tanto amargos de otro posible colapso material. Pero esta vez el riesgo no emana del Kremlin sino de un palacio más cercano, el de Miraflores. Hugo Chávez está en Cuba y sobre su salud se tejen infinitas especulaciones y algunos alarmantes escenarios futuros. Los más de 100.000 barriles diarios de petróleo que se importan desde Venezuela, podrían desvanecerse tan rápido como se deshace un caramelo en la boca, si el presidente de ese país fallece a consecuencia del cáncer que lo aqueja. En las calles habaneras, las interrogantes van más allá de la morbosidad en torno a temas médicos, para convertirse en preocupantes vaticinios del mañana. Una mujer, con el rostro agriado por la cotidianidad, le dice a otra de forma tajante: “Si a Chávez le pasa algo, nos va a caer encima un segundo Período Especial”. Y el énfasis que pone en cada sílaba me recuerda a aquella adolescente proclamando los últimos dulces enviados desde la Unión Soviética. La historia es así de caprichosa, a veces se repite camuflada en almíbar… otras en acíbar.

Hemos tenido la dolorosa oportunidad de aprender —como país— la lección de la dependencia; de prometernos a nosotros mismos que nunca más el futuro de esta Isla quedaría colgando de un presidente foráneo o de un partido extranjero. Pero a principios de 1999, con la asunción de Hugo Chávez al poder, quedó claro que la autonomía económica sería sólo una fantasía nacional postergada una y otra vez. El desequilibrado intercambio comercial entre Cuba y Venezuela ha permitido al gobierno de Raúl Castro evitar el colapso a pesar de la improductividad del país. Sin embargo, este subsidio también genera una alarmante fragilidad, una vez que puede ser cortado en cualquier momento. El magno paciente operado en La Habana, se erige como la garantía principal para que las reformas raulistas puedan mantener su tímido paso y sus objetivos de permanencia en el poder. Mostrar a Chávez en la televisión, anunciar su pronta recuperación en los periódicos, es como darle una fe de vida al castrismo. Cuando nos enseñan el rostro sonriente del presidente venezolano, no esperan que leamos solo el estado de salud de un hombre, sino también el pronóstico político de dos países. De ahí que la propaganda oficial se afane en hacer coincidir la supuesta “victoria” sobre el tumor físico con el triunfo de todo un proyecto ideológico.

Los gobiernos mantenidos, los regímenes subsidiados, tienen la falsa ilusión de que pueden aprender a vivir sin sus mecenas. Alardean de que lograrán dar pasos en solitario una vez que cese el apoyo del otro. Pero en realidad, durante el largo período de la dependencia sólo han aprendido a buscar una nueva fuente de la que beber, un nuevo socio al que expoliar. Su disfunción económica no puede ser reparada en el plazo de tiempo en que avanzan las células malignas por un organismo. Un sistema donde la ineficiencia ha hecho metástasis hasta en la producción de papas, ladrillos o detergente para fregar, sabe que cada paso que dé en solitario es un paso hacia su final. Queda claro entonces que Hugo Chávez vino a Cuba a tratarse su dolencia física porque las garantías de discreción sobre su situación son garantías de silencio sobre el estado real de nuestro país.

Así que aquí estamos otra vez, en esta situación que conocemos bien: el muro de Berlín cae o el cáncer se instala en el cuerpo de un hombre; la glasnost destapa la basura de 70 años o un médico comete una imprudencia con un enfermo; los técnicos soviéticos hacen sus maletas en La Habana o los cubanos sopesan sus pertenencias en Venezuela; una jovencita advierte que los caramelos made in URSS se acabaran en breve o una señora desilusionada habla de otro posible colapso material; un presidente ve cómo el mapa de un bloque político se desgaja en fragmentos diversos o un ajado gobernante mira asustado el reporte de una tomografía axial computarizada.


Otro triunfo de la revolución Cubana


Wednesday, March 14, 2012



Why I Am Leaving Goldman Sachs
By GREG SMITH
Published: March 14, 2012
TODAY is my last day at Goldman Sachs. After almost 12 years at the firm — first as a summer intern while at Stanford, then in New York for 10 years, and now in London — I believe I have worked here long enough to understand the trajectory of its culture, its people and its identity. And I can honestly say that the environment now is as toxic and destructive as I have ever seen it.
To put the problem in the simplest terms, the interests of the client continue to be sidelined in the way the firm operates and thinks about making money. Goldman Sachs is one of the world’s largest and most important investment banks and it is too integral to global finance to continue to act this way. The firm has veered so far from the place I joined right out of college that I can no longer in good conscience say that I identify with what it stands for.
It might sound surprising to a skeptical public, but culture was always a vital part of Goldman Sachs’s success. It revolved around teamwork, integrity, a spirit of humility, and always doing right by our clients. The culture was the secret sauce that made this place great and allowed us to earn our clients’ trust for 143 years. It wasn’t just about making money; this alone will not sustain a firm for so long. It had something to do with pride and belief in the organization. I am sad to say that I look around today and see virtually no trace of the culture that made me love working for this firm for many years. I no longer have the pride, or the belief.
But this was not always the case. For more than a decade I recruited and mentored candidates through our grueling interview process. I was selected as one of 10 people (out of a firm of more than 30,000) to appear on our recruiting video, which is played on every college campus we visit around the world. In 2006 I managed the summer intern program in sales and trading in New York for the 80 college students who made the cut, out of the thousands who applied.
I knew it was time to leave when I realized I could no longer look students in the eye and tell them what a great place this was to work.
When the history books are written about Goldman Sachs, they may reflect that the current chief executive officer, Lloyd C. Blankfein, and the president, Gary D. Cohn, lost hold of the firm’s culture on their watch. I truly believe that this decline in the firm’s moral fiber represents the single most serious threat to its long-run survival.
Over the course of my career I have had the privilege of advising two of the largest hedge funds on the planet, five of the largest asset managers in the United States, and three of the most prominent sovereign wealth funds in the Middle East and Asia. My clients have a total asset base of more than a trillion dollars. I have always taken a lot of pride in advising my clients to do what I believe is right for them, even if it means less money for the firm. This view is becoming increasingly unpopular at Goldman Sachs. Another sign that it was time to leave.
How did we get here? The firm changed the way it thought about leadership. Leadership used to be about ideas, setting an example and doing the right thing. Today, if you make enough money for the firm (and are not currently an ax murderer) you will be promoted into a position of influence.
What are three quick ways to become a leader? a) Execute on the firm’s “axes,” which is Goldman-speak for persuading your clients to invest in the stocks or other products that we are trying to get rid of because they are not seen as having a lot of potential profit. b) “Hunt Elephants.” In English: get your clients — some of whom are sophisticated, and some of whom aren’t — to trade whatever will bring the biggest profit to Goldman. Call me old-fashioned, but I don’t like selling my clients a product that is wrong for them. c) Find yourself sitting in a seat where your job is to trade any illiquid, opaque product with a three-letter acronym.
Today, many of these leaders display a Goldman Sachs culture quotient of exactly zero percent. I attend derivatives sales meetings where not one single minute is spent asking questions about how we can help clients. It’s purely about how we can make the most possible money off of them. If you were an alien from Mars and sat in on one of these meetings, you would believe that a client’s success or progress was not part of the thought process at all.
It makes me ill how callously people talk about ripping their clients off. Over the last 12 months I have seen five different managing directors refer to their own clients as “muppets,” sometimes over internal e-mail. Even after the S.E.C., Fabulous Fab, Abacus,God’s work, Carl Levin, Vampire Squids? No humility? I mean, come on. Integrity? It is eroding. I don’t know of any illegal behavior, but will people push the envelope and pitch lucrative and complicated products to clients even if they are not the simplest investments or the ones most directly aligned with the client’s goals? Absolutely. Every day, in fact.
It astounds me how little senior management gets a basic truth: If clients don’t trust you they will eventually stop doing business with you. It doesn’t matter how smart you are.
These days, the most common question I get from junior analysts about derivatives is, “How much money did we make off the client?” It bothers me every time I hear it, because it is a clear reflection of what they are observing from their leaders about the way they should behave. Now project 10 years into the future: You don’t have to be a rocket scientist to figure out that the junior analyst sitting quietly in the corner of the room hearing about “muppets,” “ripping eyeballs out” and “getting paid” doesn’t exactly turn into a model citizen.
When I was a first-year analyst I didn’t know where the bathroom was, or how to tie my shoelaces. I was taught to be concerned with learning the ropes, finding out what a derivative was, understanding finance, getting to know our clients and what motivated them, learning how they defined success and what we could do to help them get there.
My proudest moments in life — getting a full scholarship to go from South Africa to Stanford University, being selected as a Rhodes Scholar national finalist, winning a bronze medal for table tennis at the Maccabiah Games in Israel, known as the Jewish Olympics — have all come through hard work, with no shortcuts. Goldman Sachs today has become too much about shortcuts and not enough about achievement. It just doesn’t feel right to me anymore.
I hope this can be a wake-up call to the board of directors. Make the client the focal point of your business again. Without clients you will not make money. In fact, you will not exist. Weed out the morally bankrupt people, no matter how much money they make for the firm. And get the culture right again, so people want to work here for the right reasons. People who care only about making money will not sustain this firm — or the trust of its clients — for very much longer.
Greg Smith is resigning today as a Goldman Sachs executive director and head of the firm’s United States equity derivatives business in Europe, the Middle East and Africa.







O todos en la cama o todos en el piso

El periodista Adam Davidson, del New York times, publicó recientemente un artículo muy interesante sobre Daron Acemoglu, un economista tan brillante como desconocido. Acemoglu es como un dios para los economistas jóvenes que si no fueran economistas igualmente brillantes, serían, no sé, poetas cuantitativos o algo así. Acemoglu—nacido y criado en Turquía y profesor de MIT—escribió uno de los libros de economía más importantes de las últimas décadas: Porqué fallan las naciones (Why Nations Fail). Hasta hace poco el consenso de porqué habían naciones ricas y naciones pobres oscilaba entre varias teorías, como la de Adam Smith, que apoyaba la libertad de mercado—argumentando que las naciones que no dejaban funcionar al mercado terminaban en una mediocridad permanente, tal como pasó en la antigua Unión Soviética—la de Jeffrey Sachs, que argumenta que la geografía y los recursos naturales marcan el futuro económico de los países, o la de Francis Fukuyama (quién no es economista), que sustenta que la confianza es la llave del desarrollo—confianza en el estado, en sus instituciones y en el cumplimiento de la ley.  Acemoglu, por su parte, ha llegado a una conclusión un poco diferente: la llave del desarrollo está en la participación del individuo corriente en el progreso del país. Es decir, los países progresan en la medida que su crecimiento económico y social es capturado por todos, en contraste con países en donde una oligarquía—sea familiar, religiosa, étnica o militar—capture los frutos del crecimiento y genere una alta inequidad.

Esta idea, originalmente sugerida por Adam Smith pero ignorada por mucho tiempo, ha sido tomada en cuenta en pedazos. La ortodoxia económica de América Latina, por ejemplo, reconoce que los derechos de propiedad son la clave para la inversión. Ningún campesino va a invertir en tierra ajena o en lote sin título. Según Larry Summers, en la historia de la humanidad nadie ha lavado un carro alquilado. Pero la noción de que la ganancia atribuible a la mano de obra sea compartida entre el dueño de la empresa y sus empleados es algo que solamente se encuentra en las sociedades más avanzadas. Lo que Acemoglu dice es que para que haya crecimiento los ricos tienen que entender que la idea principal no es capturar la mayor parte la riqueza producida, sino compartir la riqueza en forma más equitativa para que la productividad suba y la producción sea mayor en el período siguiente. Noventa por ciento de cien dólares es mucho menos que treinta por ciento de mil dólares.

El periodista Davidson menciona el caso de campesinos Haitianos productores de mango. En Haití los mangos son producidos sin atención ninguna y sin planes de expansión entre los campesinos que los cosechan. La falta de crecimiento en la produccióon de mangos se explica por el simple hecho que los campesinos no tienen títulos de propiedad y, por consiguiente, no quieren invertir en algo que a lo mejor un Coronel o un político se los quita en cuanto vean la riqueza que se produce. No es cuestión de conocimiento o mercadeo; es cuestión de garantizar al campesino Haitiano la captura de la ganancia de su productividad.

Un ejemplo intersante de Davidson es el de Bagdad después de la caída de Saddam Hussein. Antes de la invasión Iraq tenía una economía totalmente regulada y controlada. Cuando botaron a Saddam el caos resultante en los mercados incluyó la creación de docenas de compañías de construcción; docenas de proveedores de Internet, de TV por satélite, de venta de cualquier cosa.  Sin embargo, el nuevo Gobierno, en colaboración con e3 ejército gringo, decidió traer orden al mercado y asignó contratos exclusivos de construcción y comunicaciones a unas pocas compañías conectadas políticamente y que ahora capturan las ganancias de estos dos inmensos sectores. Iraq es ahora uno de los países más corruptos del mundo y los pequeños empresarios volvieron a estar jodidos.

Las ideas compiladas por Acemoglu caben como anillo al dedo a países como Venezuela y Nicaragua. En Venezuela la cosa es esquizofrénica. El Chavismo ha sido bueno en ampliar el acceso a la salud y en aliviar la pobreza, pero ha sido terrible en hacer partícipe de la riqueza productiva a los pobres del país. La corrupción Chavista es legendaria, lo que garantiza que el progreso entre los pobres es alegría de burro. El alivio a la pobreza es totalmente transitorio, pues no está basado en productividad, sino en la repartición de un bien finito: el petróleo Venezolano. En cuanto el Gobierno llegue al punto de no poder aguantar fiscalmente la regaladera actual, se jodieron los pobres, pues no habrán fuentes de trabajo. En Nicaragua la situación es parecida pero en menor escala. El populismo fiscal de Daniel Ortega está ligado a la plata que le regala Chávez, pero no hay muchos indicios que los pobres están mejorando su productividad y participando de las ganancias empresariales. La desigualdad económica en Nicaragua—si uno se guía por los coeficientes de Gini en educación e ingreso—sigue campante.

Las ideas compiladas por Acemoglu deben ser muy tomadas en cuenta por los nuevos políticos de nuestros países. El mensaje que se deriva de Acemoglu es poderoso y hay que comenzar a comunicarlo. Eso es difícil, pero hay que empezar ahora, pues pa luego es tarde.

Sunday, March 11, 2012




El hombre que gritó puta
Por Elvira Lindo
El País, 11 de marzo 2012


Es un clásico. Tan viejo es, que hasta pereza da encarar el asunto. Cuando a los ultraconservadores se les acaban los temas estrella, que en EE UU consiste en prometer que se adelgazarán las ayudas del Estado para que los pobres sientan que son más libres y que ninguna autoridad se entromete en sus miserables vidas; cuando ya han conseguido una vez que la América más cazurra comulgue con el cínico discurso de la libertad, entonces, se ponen sentimentales y se sacan el último conejo de la chistera: el derecho a la vida. Ese es el momento en que los políticos se convierten en abrazaniños y los mítines finalizan en un delirio de himnos, confetis y bebés que pasan de un brazo a otro. Sorprende que un imperio en crisis dedique tanta energía a la vida íntima de las mujeres, pero así es.


El presidente se desvela ante la posibilidad de una guerra con Irán y por ahí andan a bastonazos los mosqueteros del republicanismo negándose a que la planificación familiar se incluya en los seguros médicos. Hubo una portada genial de la revista New Yorker en la que se veía a Obama, partido de risa, viendo la final de la Superbowl. En la imagen no aparecían los jugadores reales, sino estos tres líderes de la América carca dándose de hostias como en un cuadro de Goya. La viñeta tenía su enjundia. Es cierto que en este país, dividido en dos, hay un componente fanático, pero también lo es que si los candidatos se pasan de rosca, pueden asustar al votante republicano más moderado.


Eso sucedió cuando el tal Santorum tuvo la ocurrencia de defender la desaparición de las escuelas públicas: “¿Por qué hemos de someter a nuestros niños a la educación del Estado?”. Miedo dan. Miedo porque de todo el catálogo de ideas que exportan nosotros solemos comprar lo más detestable. Como suele ocurrir, cuando la derecha no se atreve a decir una barbaridad, la pone en boca de un periodista. En este caso le tocó a Rush Limbaugh, un predicador del republicanismo, que se considera a sí mismo un creador de pensamiento. Tan inspirado estaba una mañana el señor Limbaugh con su discurso rabioso a favor de la vida que a Sandra Fluke, estudiante de Georgetown que había defendido el derecho a la asistencia ginecológica, la llamó, sin más, puta, sin eufemismos, puta, sin cortarse un pelo, como suena, y engolfado ya en su ataque animó a la señorita Fluke a grabar sus encuentros sexuales en vídeo para que el contribuyente disfrutara al menos de sus escarceos amorosos que paga con sus impuestos.


Yo no creo que el señor Limbaugh dijera algo distinto, en esencia, a lo que piensan muchos republicanos, su error fue expresarlo con palabras que aquí están proscritas. Como resultado de llamar puta a una joven que apoya el plan de Obama de incluir la planificación familiar en la asistencia médica, algunos anunciantes, asustados por el tono, retiraron los anuncios del programa. Y Limbaugh, pobre, tuvo que pedir disculpas. La señorita Fluke, por su parte, ha impartido una sabia lección al batallón de señores henchidos de razón que imaginan que al ginecólogo solo se va cuando se tienen interesantes perspectivas sexuales en mente y que la píldora anticonceptiva solo se toma para la consecución de dichas perspectivas. Está claro que, por un lado, es un tema que a estos individuos no se les va de la cabeza un segundo, y que, por otro, no comparten demasiado con sus esposas el amplio abanico de razones por los que una mujer visita al médico. Sus esposas. Ese es otro asunto interesante: un tanto por ciento elevadísimo de las mujeres que votan republicano han admitido servirse de algún tipo de método anticonceptivo. El célebre Ogino, por cierto, no estaba entre los citados.

Monday, March 5, 2012


El papel aguanta todo


La foto reciente de Esteban con Fidel me recuerda a aquellas reuniones sociales de gente de sociedad en la que alguien se tira un pedo apestoso y todo mundo sigue conversando como si nada. En esta foto ambos personajes conversan como si nada, como si estuvieran más sanos que Messi. El tipo del medio es un traductor.

Saturday, March 3, 2012



Neorealismo Venezolano

La Prensa de Nicaragua publicó hace poco una foto de un mural que muestra una tripleta conformada por Bolívar—luciendo él un poco constipado y con unos ojos llenos de rabia dirigida a sus enemigos criollos que le serruchaban el piso—Jesús—recién salido del gimnasio con un color de piel muy nórdico, cubierto con una sábana y con el pelo acabado de lavar y bien peinado al estilo de rockero Argentino—y Chávez—vestido al estilo de Putin, con cuello de tortuga sesentoso, una sonrisa macabra y unos ojos de venadito asustado. Arriba del mural dice: “He resucitado. Patria, socialismo o muerte. Venceremos.”

Veamos. Ostensiblemente la frase “He resucitado” solo se aplicaría a Jesús (si realmente fue cierto lo de la resurrección; yo la verdad no me trago el cuento, pero eso es para otro día). Bolívar decidió seguir muerto y Chávez, a pesar de los buenos deseos de mucha gente, sigue vivo. La frase “Patria, socialismo o muerte” es un poco complicada, puesto que la muerte llega eventualmente con o sin patria, con o sin socialismo. Bueno, sí, yo entiendo. La frase implica que vamos a luchar por la patria socialista aún si tenemos que pagar con la muerte. Sin embargo, la frase entera dice que no importa llegar a la muerte por la patria socialista, puesto que la resurrección está ahí mismito, como un Plan B. “Venceremos.” Eso me deja confuso. Primero el maje resucita, luego muere por la patria socialista y luego vence. Bueno, la teoría implícita en la frase entera va a ser probada el 7 de Octubre. Para entonces podremos haber verificado por lo menos uno de los tres elementos de la frase: (i) resurrección, (ii) socialismo o muerte, (iii) victoria. Si no se da ninguno de los tres entonces vamos a tener que editar la foto. 

Friday, March 2, 2012



Solicitud de Propuestas

El Comité para la Beatificación en Vida del Teniente Coronel y Presidente de Todititos los Panas, incluyendo los que viven en el Doral y Weston (CBVTCPTP) anuncia la apertura del concurso para el diseño de una estatua de 30 metros de alto que tenga las siguientes características:
  1. Cuerpo entero de buen físico, tipo George Clooney tropicalizado, con un rostro que reproduzca las facciones del Líder cuando tenía pelo y decía vainas que luego no cumplió. Una sugerencia es utilizar como modelo las fotos de la entrevista con Jorge Ramos, en donde el que ya sabemos pretendía proyectar una imagen parecida a la de Bolívar si El Libertador hubiera ido a Harvard.
  2. El brazo izquierdo debe estar alzado y portando una réplica de la espada del Libertador. Dicha espada debe servir de pararrayos, ya que la estatua va a estar allá arriba en el Ávila, donde la vea todo Caracas, especialmente los burguesitos del Country Club.
  3. El brazo derecho debe estar en ángulo recto, con la mano pegada al pecho y sosteniendo una copia del librito rojo que siempre carga, no sabemos si con el texto de la Constitución, o los códigos nucleares Iraníes, o los celulares del Gabinete, incluyendo el de Diosdado, el de Adán, el de Nicolás y los de las chamas que le proveen esparcimiento carnal en nombre de la Revolución. 
  4. La cabeza debe estar descubierta, con pelo ondulado como si fuera híbrido entre Italiano de Valencia y bailarina de Changó, con un halo de neón color rojo subido, simbolizando su santidad y capacidad milagrosa.
  5. La estatua debe estar vestida de militar, con la banda presidencial y un montón de medallas, incluyendo la que ganó por hablar más de 8 horas en Aló Presidente, la que le dio Ahmadinejad por poder pronunciar su apellido correctamente, la que le dio Daniel Ortega por comerse un nacatamal con la mano, y la que le mandó Fidel en agradecimiento por aumentar el empleo entre los oncólogos cubanos.
  6. La estatua debe estar rodeada de doncellas, arrodilladas, en adoración, mirando hacia el rostro del futuro finado, vestidas de togas griegas con más de una con una tetica al aire, al estilo Cariátide.
  7. La estatua debe tener adentro una grabación que enciende cada vez que alguien pasa a menos de 3 metros de distancia. Dicha grabación debe decir pendejadas como: “Aquí estoy, queridos compatriotas, levantando vuelo como el Cóndor Bolivariano”. La lista completa de las vainas que va a decir la estatua estará disponible poco después del cierre de este concurso, dependiendo de lo que Esteban diga entre ahora y el 8 de Octubre.
  8. Finalmente los ojos de la estatua deben ser de vidrio y deben dar la impresión que lo van siguiendo a uno, como si El Chavo trabajara para la Secreta. Dichos ojos deben de tener láseres rojos que se encienden de noche, para que todos los motoristas de Caracas los vean y los utilicen como un faro cuando el tráfico está espantoso y uno está buscando como llegar a la casa usando callejones aledaños.
El concurso está abierto solamente a los artistas ciudadanos de los siguientes países: Venezuela, Cuba, Irán, Nicaragua y Corea del Norte. Los demás se jodieron. Eso lo hubieran pensado antes de hablar vainas del Comandante. El ganador será anunciado el 7 de Octubre o antes, dependiendo si los médicos Cubanos continúan a cargo de las cirugías.